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2 jul 2019
Noticias
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Como se muestra en el gráfico, al transporte y sus medios se le atribuye alrededor del 14% de las emisiones directas de gases de efecto invernadero, es decir, producidas en el momento de su utilización.
Si consideramos que al transporte aéreo corresponde un 2,5% (ver en Noticias DYNA (https://www.revistadyna.com/noticias-de-ingenieria/un-concepto-revolucionario-de-avion-comercial) y al transporte marítimo un 3%, nos queda el 8,5% para las emisiones achacables al transporte por carretera o ferrocarril.
La eliminación por el ferrocarril, basada en la electrificación es ya un hecho, salvo en países menos desarrollados o en casos puntuales de empleo de automotores diesel. Posiblemente, la cifra del 8% pueda ser un aceptable punto de partida para el transporte por carretera, aunque ahora resulta difícil separar lo que corresponda a vehículos pesados, en mayoría con motorización diesel y más complicado de ser alimentados eléctricamente, de lo que se atribuya a automóviles: no parece descaminado que estaríamos hablando opcionalmente del 6% o poco más.
Pues bien, es a esta pequeña proporción del 6 o 6,5%, a la que se están destinando ingentes cantidades de esfuerzos políticos, científicos e industriales, que animan o inducen a sustituir en el plazo más breve posible los vehículos con motor de combustión por su equivalente híbrida o eléctrica, que hasta ahora supone un costo entre vez y media y el doble del de combustión, con prestaciones casi siempre más reducidas y con unas garantías de durabilidad aun no contrastadas plenamente. Recordemos que, el motor de combustión y sus mecanismos anexos tiene una experiencia cercana a los 150 años, ha llegado a una fiabilidad y durabilidad excelentes y consigue reducir las emisiones a los límites que periódicamente le van exigiendo leyes cada vez más estrictas.
Pero eso no es todo. Para apreciar las emisiones en forma de huella de carbono que un equipo cualquiera produce a lo largo de su vida útil (life cycle), VolksWagen, en su web, nos facilita un análisis comparativo de su automóvil Golf con 200.000 km de uso. Según el estudio, un vehículo a gasolina ha emitido 173 gCO2/km (26 por su construcción, 27 por la obtención del combustible utilizado y 120 por emisiones directas); uno diesel TDI, 141 gCO2/km (29 en su construcción, 12 en la obtención del combustible y 100 en emisiones directas); uno eléctrico total, 119 gCO2/km (57 en la construcción y 62 en la obtención de la energía): supuesta esta a una media actual de las fuentes de generación, que lógicamente estaría hacia 2 gCO2/km si fuera totalmente renovable.
Dejamos al lector un juicio imparcial sobre este tema que ha sensibilizado fuertemente a la opinión pública, no solo por las consecuencias sobre el cambio climático, sino especialmente por la contaminación del aire en los centros urbanos de las grandes ciudades debido a la densidad del tráfico en ellas en momentos de especiales condiciones meteorológicas.
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¿ES TAN NECESARIO EL COCHE ELÉCTRICO PARA MITIGAR EL CAMBIO CLIMÁTICO?
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