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23 dic 2019
Noticias
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Habitualmente, los problemas con los residuos industriales comienzan a enfocarse cuando es clamorosa la necesidad de hacerlo y el ejemplo lo tenemos con los aparatos electrónicos.
Otro tema, menos abordado, pero con un futuro inquietante, es el de los álabes de los aerogeneradores: Alemania que inició su instalación antes que España y dispone de mayor número en uso, lo está enfocando y el Instituto Fraunhofer propone medios más sostenibles que el puro de troceado e incineración.
Las turbinas eólicas se calculan para una vida útil entre 20 y 25 años, con su lógico proceso de mantenimiento que, aunque pudiera alargar su vida, no sería aconsejable debido a que los avances tecnológicos recomendarían su sustitución por nuevos y, probablemente, mayores modelos. Las partes metálicas son absolutamente reciclables, pero los álabes o palas están formadas por unos materiales ligeros como forma base y recubiertos, generalmente, por capas de resinas epoxi o poliéster con fibras de vidrio. El material ligero es, con frecuencia, madera de balsa.
En Alemania se calcula que hay unos 30.000 aerogeneradores, de los que actualmente se retiran 2.000 palas al año, cantidad que podría llegar a 15.000 en 2024. Hasta ahora se han cortado con sierras en grandes trozos que pueden ser introducidos en los hornos de klinker (cementeras), donde en la incineración se eliminan las partes combustibles incorporándose sin problemas los residuos, incluso la fibra de vidrío, al material producido.
Sin embargo, la capacidad de absorción de este material en Alemania y, generalmente en Europa, es limitada, y el transporte a otros países lo hace prohibitivo por su tamaño. Ello ha hecho que se creen grandes parques de almacenaje de palas retiradas con dificultades de eliminación. Por esa razón, el Instituto Fraunhofer ha desarrollado un nuevo método que consiste en, una vez retiradas las partes metálicas, cortar “in situ” los álabes desmontados con una máquina móvil dotada de lanza de chorro de agua a presión y triturarlos en un molino de impacto, que es capaz de separar los trozos de componentes ligeros y blandos de los más densos y duros, que son los de resina epoxi o poliéster. Estos, ya con mucho menor volumen, pueden dirigirse a los hornos de cemento, incluso transportándolos a otras ubicaciones si es necesario.
Con los materiales ligeros, como la madera de balsa, es posible también un reciclaje integral, procediendo a molerla finamente y por medio de un producto espumante, crear elementos aislantes que se prevén muy necesarios para la edificación y para el automóvil eléctrico, que debe incrementar esta propiedad, dado que su climatización consume energía de las mismas baterías de propulsión.
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¿QUÉ HACER CON LOS ÁLABES DE AEROGENERADORES RETIRADOS?
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