REVISTA DE INGENIERIA DYNA

China controla actualmente el 90% de este estratégico mercado, no solo por disponer de yacimientos que los contienen sino por tener la posibilidad de su tratamiento para la obtención de los mismos a partir de la extracción del mineral, dado que su normalmente bajo contenido obliga a unos procesos altamente extensivos, difícilmente posibles en los países desarrollados. Parece ser que China procesó en 2016 unas 150.000 T de tierras raras, aunque a veces provoca restricciones de suministro y elevaciones de precio. La cada vez mayor vigilancia de las autoridades chinas sobre las explotaciones ilegales podría hacer incrementar esos precios.

El pasado mes de abril y con el título “The tremendous potential of deepsea mud as a source of rare-earth elements”, un grupo de investigadores japoneses publicó un artículo en Scientific Report (NATURE), asegurando haber localizado en las profundidades marinas cercanas a la isla de Minamitorishima un área de gran amplitud cuyos fangos contienen cantidades entre 5.000 y 22.000 ppm de REY. Eso podría suponer alrededor de 1,2 millones de T de óxidos de tierras raras, solamente en un área de 105 km2 considerada la más prometedora, con cuya producción se dispondría de Ytrio, Europio, Terbio y Disprosio para 62, 47, 32 y 56 años respectivamente.

Japón es el segundo país consumidor de estos productos y tiene en marcha numerosas investigaciones para su recuperación por reciclaje de componentes retirados de uso. De ahí su interés por disponer de medios propios de obtención.

Los lodos extraídos a profundidades entre 3.500 y 6.000 m, se pasaron a través de hidrociclones antes de su análisis. Dada la profundidad a que se encuentran, es posible que se tardase unos diez años antes de disponer de un proceso de extracción y tratamiento industrial. Grupos ecologistas ya han manifestado que este tipo de operaciones mineras puede destruir ecosistemas que aun no conocemos completamente. La International Seabed Authority que regula las actividades en los fondos marinos de aguas internacionales está en proceso de introducir normas para proteger las áreas de interés ecológico o científico que se propongan para la explotación minera.