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23 abr 2019
Noticias
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Es bien conocido el elevado consumo de electricidad que supone la gestión informática múltiple de las transacciones a través del proceso “blockchain”.
Quienes se encargaron de esto, en su comienzo, fueron estudiantes en campus universitarios que utilizaban la energía de sus residencias para montar los sistemas informáticos en sus habitaciones, lo que dio origen a más de una anécdota juvenil. Posteriormente, el incremento de operaciones, generado por la aparición, primero del “bitcoin” y posteriormente de un gran número de las llamadas criptomonedas, ha hecho crecer de forma exponencial la necesidad de validar tantas transacciones que no podía hacerse por medio de un voluntarismo individual, los llamados “mineros”, aunque fuera remunerado.
Ello hizo aparecer grandes centros de validación informática que precisaban una ubicación apropiada en la pudieran conseguir energía a un precio adecuado para alcanzar rentabilidad a base de la remuneración establecida. A ello se prestaban empresas de generación eléctrica, habitualmente hidráulica, que alegaban disponer de energía excedente y la ofrecían como atractivo a estas instalaciones, en lugar de reducir a producción de sus centrales: China o Canadá, han sido algunos de los países involucrados, y además con el marchamo de que se trataba de energía “limpia”.
Sin embargo, el economista holandés de Vries ha expuesto la opinión de que, a pesar de la consideración precedente, el consumo global de energía para estas operaciones ha alcanzado tales niveles que se trata de un auténtico y grave problema de polución ambiental: plantea que solo “bitcoin” puede estar consumiendo tanta energía como Luxemburgo, Bangla-Desh o Hungría. La provincia china de Sichuan, donde se ubica casi el 50% de la “minería” de transacciones, si tiene excedentes hidráulicos algunos meses del año, pero en el período seco, es evidente que les aporta energía procedente del carbón.
De forma orientativa, se calcula que una transacción “bitcoin” puede consumir un mínimo de 400 kWh, pudiendo llegar casi a duplicarlo en ocasiones, cuando una operación bancaria por internet o tarjeta, supone unos 0,4. El total anual alcanzaría entre 40 y 55 TWh (el 0,24% mundial). Las emisiones medias de CO2 poden también estimarse a través de estos consumos, aunque se alegue que una mayoría procedan de excedentes de energía “verde”.
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LAS TRANSACCIONES DE CRIPTOMONEDAS Y OTRAS OPERACIONES BLOCKCHAIN TAMBIÉN SON EMISORAS DE CO2
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