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14 ene 2019
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El almacenaje de la energía eléctrica, que empezó como medida de seguridad para cubrir la emergencia de breves períodos de fallo de suministro, a menudo con bloques de baterías plomo-ácido, se extendió posteriormente a tratar de aprovechar excedentes de producción, en especial cuando las centrales nucleares supusieron un estimable porcentaje de la generación.
Si existían centrales hidráulicas apropiadas, el disponer de turbinas-bomba, daba la posibilidad de bombear el agua al embalse con esos excedentes en los períodos de baja demanda y poder reutilizarla posteriormente.
El aumento de los medios de generación renovable, en general de funcionamiento aleatorio o intermitente, ha hecho aún más necesario el disponer de medios de almacenamiento y ello ha creado una completa rama de tecnologías al respecto y un complejo proceso de análisis y estudio de eventuales instalaciones, contemplando, no solo los aspectos de ingeniería sino los económicos basados en costo, rapidez de respuesta y rendimiento: siempre se producirá una pérdida entre la energía que se pretende almacenar y la generada cuando se recupera la almacenada. Este rendimiento puede oscilar entre más del 90% en algunos casos de baterías y menos del 30% cuando se precisan procesos termoquímicos. Uno de estos métodos, conocido como PHES (Pumped heat energy storage), situado entre los de menor costo y aceptable rendimiento, se ha probado de forma experimental, pero hasta la fecha sin una instalación práctica real. El proceso, con la energía que se desea almacenar, mueve un motor-generador que por medio de un compresor pasa argón de la parte superior del tanque frio a la temperatura y presión ambiente a 12 atmósferas y 500ºC introduciéndolo por la parte superior de un tanque lleno de un material granulado que, calentándose, va enfriando el gas que el llegar a la parte inferior siguiendo a 12 atmósferas, pero a la temperatura ambiente. De allí entra en un expansor donde pasa a la presión ambiente y enfría hasta -160ºC entrando por la parte inferior de un tanque similar y circulando por el material granulado que lo va calentando hasta la temperatura ambiente. El ciclo se repite sucesivamente hasta que todo el material granulado del tanque caliente alcanza los 500ºC, máxima capacidad de almacenamiento. Para recuperar la energía almacenada basta invertir el ciclo. El argón a elevada presión y temperatura del tanque caliente mueve al compresor (ahora expansor) y al motor-generador entrando en la parte superior del tanque frío a la presión y temperatura ambiente y saliendo por la inferior a -160ºC y pasando a través de expansor (ahora compresor) a la parte inferior del tanque caliente, calentándose de nuevo. Esta recuperación alcanza un rendimiento entre el 75 y el 80% de la energía aportada.
La primera instalación práctica del mundo con esta tecnología y conexión a la red, se ha puesto en marcha en la Universidad de Newcastle (Reino Unido) con una capacidad de almacenamiento de 600 kWh y con posibilidad de aportar una potencia máxima de 150 kW. El coste se ha estimado en 15 millones de libras esterlinas.
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LA PRIMERA APLICACIÓN PRÁCTICA DEL SISTEMA PHES PARA ALMACENAJE DE ENERGÍA
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