REVISTA DE INGENIERIA DYNA

Da la impresión de que la postura de los EE.UU. y las dudas de algunos otros países, han rebajado la ilusión de partida. Coincide, además con que la extracción de carbón en el mundo, tras una visible reducción hasta 2016 ha tenido un ligero repunte en 2017, especialmente en la India y Estados Unidos, y con la característica de que Polonia sigue siendo el 9º país productor de este combustible, sin intenciones de sustituirlo por medios menos contaminantes. En cambio, China, a pesar de liderar ese ranking, sí manifiesta intenciones positivas, habiendo sido su producción en 2017 un 11% menor que en 2015, aunque ha incrementado el consumo de hidrocarburos líquidos y gas natural: parece que busca más mejorar en aspecto de contaminación visible que ofrecer un programa concreto de reducción de emisiones.

La triste realidad es que, a pesar de un crecimiento de la economía mundial, y quizá por eso, las emisiones de CO2 crecerán casi un 3% en 2018 sobre las de 2017, la segunda vez que suben tras la la reducción en los tres años anteriores, no esperándose menos para 2019. Ello impedirá alcanzar el objetivo de subida de 1,5º de subida media de temperatura para 2030 y llevaría a situarnos en una entre 3º y 4º para finales de siglo, en lugar de los 2º deseados, con las nefastas consecuencias que supone.

Parece que el propósito de esta Conferencia sería llegar a consensuar una especie de “rule book” que defina cómo conseguir desarrollar los acuerdos de París, a pesar del rechazo a participar en ellos de algunos países. Incluso el Banco Mundial piensa ofrecer una ayuda a quienes se propongan acciones decididas para ello. Con ese fin, propondrá un nuevo Sistema Mundial Integrado de Información sobre los Gases de Efecto Invernadero (IG3IS) como marco para el desarrollo y la normalización de los instrumentos basados en la observación. IG3IS será implementado por los países de manera voluntaria y se incorporará al mecanismo nacional de información sobre emisiones en la COP.