Febrero 1930

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Volumen:: 5
Número:: 2
Editorial:: EDITORIAL FEBRERO 1930

Cuando desciende, como ahora, el poder adquisitivo de nuestra moneda, en una forma sintomática, se desata la literatura pseudo-económica que vierte, en raudal, sus lamentaciones: «La baja de la peseta». — «El problema de los cambios», etc., etc. Casi toda ella concluye por manifestar que la situación del país es floreciente y que se tenga serenidad, que la culpa es de los agiotistas, que impera una mala fe, y otra porción de cosas más. Claro está, que, una coincidencia de factores de baja, acentúan ésta, en un determinado momento, repercutiendo en el cambio, máxime cuando nuestra corta economía, por el hecho de serlo, se afecta enseguida con la variación de un coeficiente, sea este `el resultado, en la liquidación, de una mala cosecha—que supone baja en la exportación y aumento en la importación de lo necesario—; sea producido por importaciones subsiguientes a las obras de fomento emprendidas o a la mejora de servicios; sea por compras de moneda extranjera, con buenos fines y equivocados medios. Todo ello con un simultáneo e intencionado agiotaje, puede crear un estado morboso que, haciéndose duradero, marchitara nuestra economía, hoy de un porvenir lozano.